“Hombre soy y nada de lo humano puede resultarme ajeno.” Terencio
I.- INTRODUCCIÓN:
Observando y estudiando la evolución del ser humano, su historia de conflictos a gran y pequeña escala, ¿Qué podemos esperar de él? Se consiguen violar los derechos humanos hasta camuflarlos bajo un enorme saco de monedas adornado de las hermosas flores de la ayuda humanitaria o ayuda al desarrollo, como lo fue ésta en sus orígenes o como cuando un país declara la guerra a otro, con el supuesto fin de preservar la paz. En nombre de un país, de un grupo terrorista o en nombre de creencias de superioridad nacional y personal.
Una primera duda que surge después de conocer la historia política y económica y en proceso de seguir conociendo al ser humano desde un abordaje psicológico, podría ser si debemos y podemos cambiar de sistema, modificar paulatinamente su estructura hasta crear algo nuevo cuyo nombre desconozco, porque aún no existe. A veces pienso que cambiar todo esto es demasiado difícil y que para que pueda brotar algo nuevo, han de sembrarse las semillas del amor, bajo un suelo de conciencia humana, cuyos nutrientes son razones muy básicas: el cuidado mutuo como seres de la misma especie y el mismo planeta, no somos la única especie, ni el único elemento en el Universo, por tanto, por una cuestión de supervivencia y agradecimiento con la vida, debemos cuidar y respetar, contenido y continente. Mantengamos la paz con el todo y cada una de sus partes.
Hay quien demora mucho tiempo en discutir la bondad o maldad de la verdadera naturaleza humana, yo prefiero confiar aunque la experiencia me dice que generalizar puede conllevarme a engaños. Prefiero partir de una base positiva y ser práctica, considero que deben existir reglas, dado que la historia y la realidad demuestran constantemente que los humanos tenemos enormes fallas, que también pueden materializarse o expresarse junto con grandes virtudes. La mezcla de humanos da lugar a una riquísima disparidad y variedad en todos y muy amplios sentidos. Sentidos que nos hacen sentir un inmenso desprecio por nosotros mismos y un infinito amor. Yo confío en el amor. He comprobado que desde el “mero” espacio personal podemos cuidar incluso curar a otras personas. Sin embargo también reconozco ese otro lado oscuro; observo la realidad y veo la brevedad de una vida humana, el caos y la injusticia, el dolor de tantas personas… y pienso con optimismo, en la imagen de una gota que se expande en el océano, pienso que muchas gotas se derraman provocando ondas infinitas.
II.- ¿DESDE DONDE MIRO EL MUNDO?
Normalmente me encuentro por naturaleza, bajo una visión de eu-topía, puesto que creo en un mundo que efectivamente puede existir y que en momentos o circunstancias concretas es patente, pero que globalmente aún no existe.
Para que este lugar se materialice en un tiempo y espacio globales han de unirse, en mi opinión la ética, la política y la economía. Una buena ética de respeto y sostenibilidad debe impregnar todas nuestras acciones, ser una constante actitud de crear positivamente. En cada uno de nosotros, ciudadanía y grupos de poder. Para ello debemos no solo crear conciencia individual, sino también crear un marco legal a nivel internacional que controle, exija, sancione o prohíba todas esas acciones que atenten contra esa ética, más tarde explicaré mejor esta idea.
Creo fielmente en el potencial de desarrollo humano, éste es el objetivo, y erradicar la pobreza y los graves y miserables problemas que ansían una justa reparación vendrán anunciándose cuando pasemos de la utopía a ser verdaderamente humanos. Como psicóloga se que puedo trabajar en esta dirección, de “humanización de las personas”. Creo en un mundo más justo y solidario: la justicia es tanto un valor moral que orienta la acción, como una concepción ética que conforma la sociedad; no sólo es la virtud moral por excelencia, sino también el principio ordenador fundamental de la sociedad. El dinamismo de la justicia gira en torno a la igualdad y al reconocimiento de las diferencias entre los humanos, postula la universalidad de sus derechos esenciales y se orienta primariamente hacia quienes sufren.
III.- MI VISIÓN DEL DESARROLLO:
¿Cuáles son los criterios de malestar? ¿Cuándo hablamos de pobreza nos referimos a qué? No podemos quedarnos en la estrecha visión económica ya que se puede ser pobre siendo rico. Pobre de espíritu, pobre de tiempo, pobre de cariño o soledad, indiferencia frente a estos problemas por parte de individuos hedonistas e inconscientes.
¿Qué es el desarrollo? Me gustó la aportación del antropólogo Juan Carlos Gimeno, “el desarrollo es la transformación del bientener al bienestar”, que serviría para nuestra sociedad contemporánea. El desarrollo es un desenvolvimiento espiritual, un incremento de la moral y ética humana que procura ir hacia un mundo más equilibrado y justo para todos; progreso económico, social, político, personal, cultural y espiritual. El progreso debe liberar a las personas del miedo, de la pobreza, de la explotación… Me refiero a todas las personas del planeta, incluyendo nuestras sociedades que por estar sobredesarrolladas van a terminar cayendo en el otro extremo.
Para mi un mundo desarrollado es aquel en el que criterios de sostenibilidad, respeto, cuidado mutuo, honestidad,… rigen las acciones humanas, ya se sean políticas, empresariales, educativas,… no importa, todos deberíamos cuestionarnos nuestra ética en nuestro trabajo. La publicidad, la política, la economía, la educación, todo ha de regirse por principios morales de bienestar común.
Hay que adquirir la conciencia de responsabilidad y entrega en muchos ámbitos: en el trabajo, en el uso ético del dinero, en nuestras relaciones con otras personas, con el medio ambiente, el compromiso socio- político, etc. Esta conciencia se crea a partir de la educación, el ejemplo y el fomento de las buenas prácticas, pero sobretodo de nuestra propia fuerza interior.
No comparto las aspiraciones del capitalismo, tan solo creo en un modelo de desarrollo infinito cuando se habla de un crecimiento personal, ya que este mundo material solamente es pasajero y finito. Por otra parte, la idea de una civilización modelo que hace apenas unos siglos dominó y engendró el injusto y casi irreversible mundo de hoy día, me parece sinceramente mediocre en muchos sentidos. Pasa por ser una visión hasta ignorante. En cambio, actualmente estas ideas están mudando. La sociedad global está en un proceso de diversidad, debemos trabajar desde la conciencia de asimetría en el ámbito de las relaciones internacionales e interpersonales, debe ser una actitud de encuentro entre las culturas en el que haya un aprendizaje y desarrollo mutuos. Somos imperfectos, siempre podemos aprender de o con los otros. Somos sociedades en construcción permanentemente, y más ahora que estamos experimentando a niveles globales, ha de crearse una plataforma común mediante el diálogo entre personas, así como entre las diferentes culturas. Debemos emplear ese diálogo para abrazarnos cordialmente.
IV.- CAMBIAR LA ESTRUCTURA:
Igualmente me planteo si tal vez ese comercio y las reglas que gobiernan a nivel internacional, puedan algún día basarse en principios de equidad, justicia y sostenibilidad. Para alcanzar este estado, pienso que habrá que atravesar una etapa previa de espíritus revolucionarios a título personal que a su vez tengan forma de sociedad civil organizada; desde la política de los Estados se impondría la paz internacional y una moral de justicia. Aunque esta transformación exige mucho tiempo, hay que decir en su favor, que el proceso de darse cuenta es individual, y por tanto libre. Los cimientos de otra economía no son económicos, sino políticos, éticos… el problema se encuentra en la base, la concepción ideológica que subyace al movimiento capitalista del supuesto libre mercado.
Parece evidente que actualmente ya estamos vinculados a nivel internacional en lo que a comercio se refiere, en lo que no parecemos estar vinculados es en la garantía de unos Derechos Sociales globales. El capitalismo se encuentra ahora elevado a su máxima expresión, creando y manejando sociedades de consumo y fomentando una cultura individualista despreocupada por lo público y lo político. Uno de los ponentes de la cátedra, enunció que sin comercio exterior no hay crecimiento; yo respondo que no lo se. Desde mi formación humanística me planteo que puedan existir otras formas alternativas de desarrollo sostenible. Hablo sobretodo de desarrollo humano, como idealismo que intenta superar el reduccionismo económico, de desarrollo quizá ascético como posibilidad de entrar en una nueva era en la cual los seres humanos tuvieran una actitud responsable y ética. También hablo como posibilidad de un desarrollo comunitario endógeno o etnodesarrollo, potenciado por la sociedad civil organizada que en contra de lo que el sistema establecido tiene preparado para ella como masa impersonal, deciden hacerse libres. Un ejemplo de todo ello serían los proyectos de economía solidaria o economía social, que van brotando y podrían expandirse hacia arriba desde abajo. La idea es espléndida, pues se basa en producir bienestar colectivo en lugar de la acumulación de riqueza.
Pienso que el mundo jamás será justo si nos planteamos el crecimiento solo como beneficio económico, ya que es una dicotomía del mundo, de los humanos y de la vida en sí misma, muy pobre. Por tanto, hay que empezar a plantearse la vida y el crecimiento en términos de felicidad o beneficio colectivo y desarrollo personal, riqueza socio-cultural y defensa y protección de la Naturaleza.
V.- ANÁLISIS Y EXPECTATIVAS OPTIMISTAS? :
-Desarrollo y Economía frente a Derecho Humano al Desarrollo:
El desarrollo económico podría invertirse en desarrollo social, de manera que se retroalimenten, como indica el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Humano de 2003.
Está claro que en la edad contemporánea solo se considera como beneficio lo económico, al menos para las empresas, principales agentes económicos a nivel planetario, tan temidas por unos y amadas por algunos otros. Éstas itineran por el mundo en busca de mejores condiciones económicas; es decir procuran implantarse en los lugares con menor protección social, para reducir costes y ser más rentables. Aquí está el error fundamental, ya que si asumimos el desarrollo sostenible como derecho humano, habrá que cambiar los parámetros de crecimiento, así como incluir el criterio de rentabilidad social-ecologico. Así pues, encuentro que es aquí donde los Estados, desde la política deben intervenir en el imperante sistema capitalista. Creando normas internacionales para un mercado global, normas en cuanto a la producción, incluyendo políticas sociales, reglas sobre el cuidado medioambiental, etc. De modo que, los Estados, o bien un Organismo regulador a nivel supranacional controlara la calidad de producción y decidiera que sin unas garantías mínimas los productos no entran en el mercado.
La iniciativa de ropa limpia o de los servicios financieros solidarios me parecen buenas ideas hechas realidad; Las mismas administraciones deberían funcionar respetando los mismos criterios que ellas emplean. Son iniciativas muy interesantes que podrían extenderse sobre la ética y funcionamiento del mercado global. De modo que la rentabilidad de un negocio se midiera en términos de beneficio social y respeto medioambiental, por lo que se acabase expulsando del mercado a las organizaciones que faltasen en cualquiera de sus acciones y consecuencias, por ejemplo a la dignidad de cualquier ser humano. ¿Deberían existir sanciones para aquellos que no cumplieran? Sería viable…
Realmente ya existen sobre la mesa diversas alternativas que servirían para reconvertir el sistema en algo más justo, como por ejemplo la Tasa Tobin, las innumerables Declaraciones de Derechos Humanos… el único problema es que no se ejecutan. ¿Quién decide no ejecutarlas?
- Desarrollo, Medioambiente y Política:
“Observamos el gran negocio del medioambiente y la frivolidad política sobre un tema que afecta a toda la humanidad. El disparate se halla en el constante estímulo de una política de consumo compulsivo, que al mismo tiempo provoca el supuesto cambio climático mientras se proponen simulacros de lucha por un mundo sin contaminación”. La Cena, Els Joglars.
Me resulta repugnante comprobar como bajo los lemas políticos de libertad y ayuda, se esconden planes maléficos.
Me pregunto de qué manera se podría estimar el coste medioambiental en términos económicos de los productos de consumo, ponerle un precio y hacerlo público. Consistiría en calcular el coste real de la producción. Al tiempo que una empresa contamina debería plantearse cómo poner solución y hacerlo. ¿Qué sucedería? Pienso que posiblemente desaparecerían productos que en términos de sostenibilidad no fueran rentables y las mismas empresas que hoy en día mantienen bajo llave las patentes de otras alternativas más saludables, abrirían las cajas de Pandora…
Un ejemplo pragmático y privado de la puesta en marcha de medidas para cuidar y proteger el medioambiente es Voluntaríos o los modelos de sostenibilidad de algunos países que tienen como regla repoblar los terrenos con cada tala de árboles. También hay ejemplos de personas por ahí, que subsisten con energías puramente renovables y no contaminantes.
- Desarrollo y Política:
El Estado tiene un papel fundamental en la historia del desarrollo, así pues, puede que el sistema capitalista se descuide tanto del bienestar humano, que ya sea un cáncer; tal vez porque el Estado debiera ser más fuerte y más independiente de los poderes corporativos. Algunos teóricos afirman que este es un momento grande, digno de ser atendido con una mirada expectante, ya que por primera vez están cobrando protagonismo los Estados de los Países en un intento de regular el sistema financiero mundial. Pero los hechos empiezan a afirmar una vez más que más allá de las buenas intenciones iniciales, no se avanza en la toma de decisiones. Personalmente pienso que debe haber un sistema de regulación a todo este descontrol monetario que rige el mundo, el orden tiene que provenir de una fuente de sabiduría humana en pro de todos como un conjunto.
Los Estados con su política tienen poder para establecer las reglas, aunque en ocasiones éstos también sucumben convirtiéndose en Naciones narcisistas, envidiosas, envenenadas, motivo por el cual también los Estados y sus decisiones deberían estar supervisados. El Estado podría manejarlo todo, pero ¿qué maneja realmente? Podría hacer esfuerzos por facilitar que los cientos de causas que solicitan la misma ayuda, se encontraran uniendo fuerzas. Parecemos bastante distanciados. Me pregunto qué sucedería en la vida corriente de la gente si hubiera un apagón universal de energía eléctrica; y si nos gusta un día probar otro y otro,… ¿Es la hegemonía del sistema imposible de derrocar? Supongo que el sistema es algo vivo, por tanto puede cambiar.
Esos organismos supranacionales tendrían la tarea de calcular los recursos y las capacidades reales y potenciales de cada país, de modo que se llevase a la realidad la idea de que hoy en día contamos con recursos para todos, tendrían la tarea de ponerle límites al mercado.
En la sesión con el profesor Ángel Chueca aprendimos que a lo largo del tiempo y el ancho del mapa se llevan a cabo Declaraciones en materia de derechos, desarrollo, etc. Sin embargo comprobamos que se trata de textos blandos, con los que los Estados no asumen obligaciones, reiteran grandes principios pero no aportan soluciones, no establecen exigencias; en mi opinión se trata de revestimentos políticos que adornan públicamente el papel de los Estados, pero bajo los cuales no se toman verdaderas medidas. ¿Qué pienso yo que se debería tratar en estas comisiones? Pienso que se debería concretar que todas las decisiones y estrategias públicas y privadas han de tener en cuenta que el desarrollo sea sostenible y atiendan al bienestar general, de modo que se establezcan unas reglas que deban cumplirse y concretar qué sucede cuando dichos acuerdos son incumplidas. Insisto en la idea de la necesidad de humanizar los intereses que rigen la toma de decisiones.
- Desarrollo y Educación:
Cuando estamos en la escuela los temas trascendentes que han movido el destino del mundo, no se analizan, no te enseñan a pensar en ello, no te enseñan que debes pensar en ello. Hay que hacer conscientes a las personas, para que conscientes de sus actos puedan desarrollarse. Dar el derecho y la oportunidad a las personas de conocer la verdad de sus pueblos, de cómo funciona este mundo arrastrado por fuerzas económicas y darles los medios para que sean libres.
Podemos crear grupos, aquí nace el poder, comunidades que se expandan en magnitud y temporalidad. En una de las charlas escuché: “podemos reconstruir el espacio público”, ¡qué gran idea! No debemos relegar las tareas, ni la tarea de uno mismo de ser feliz y crecer interiormente, ni la tarea de mejorar el mundo. El desarrollo ha de darse gracias y por medio de la participación de todos, en las decisiones de la comunidad, partiendo de lo básico. Y también por medio de la transparencia política, me refiero a que actualmente, respecto a las decisiones políticas, tomadas en un ámbito doméstico, el ciudadano, de puertas para dentro, no ve ni oye nada.
Cito la frase de Julios Nyerere, Ex –Presidente de Tanzania, que aparece en el libro “Arados y Podaderas”, cuando la leí me impactó mucho pues considero que habla de la necesidad de justicia: “Yo no quiero vuestro dinero, quiero que vuestro dinero se dedique a explicar a vuestros ciudadanos las verdaderas causas de por qué vivimos así en nuestro país”.
Hay que educar para poder transformar el sistema, hay que educar para el consumo responsable, para la solidaridad como encuentro. Como dice el profesor Jose María Leza: “hay que enseñar a pensar la verdad de las cosas tal y como son, y así actuar de otro modo”.
Un ejemplo que aportase una pizca de optimismo podría ser el proyecto o sistema de los bancos del tiempo.
Para concluir me gustaría hacer referencia al enfoque de los modelos de solidaridad que aporta Jon Sobrino, ya que me parece una bonita forma de terminar este trabajo, en resumen podría decirse que es crear una sociedad humana, sencillamente eso, crear una sociedad humana. Pienso que la solidaridad, la ternura, la comprensión, la justicia, el compromiso, el diálogo, la creatividad, la apertura,… podrán salvarnos. La solidaridad debe entenderse como la valiente y consciente decisión, de trabajar por el bien común, porque todos somos de verdad responsables de todos.
Una sociedad humana brota desde los mismos humanos, empieza desde dentro pues es una manera de verse, de sentir, de pensar, de vivir y de realizarse.
